Manuales técnicos

El Castaño. Manual de Buenas prácticas

7. LA PODA DEL CASTAÑO

La poda es una labor cultural imprescindible para la producción de fruto. Con ella se pueden conseguir una serie de ventajas para el árbol, si se aplica de forma adecuada.


7.1. La producción de fruta.

Las ramas que reciben gran cantidad de savia suelen ser vigorosas y producen sobre todo madera. Las ramas que reciben menos savia son poco vigorosas y tienden a producir fruto. La savia acude preferentemente a las ramas favorecidas por la luz y circula con más rapidez por las ramas verticales.

Por ello todas las acciones que dificultan la circulación de la savia contribuyen a la formación de sustancias de reserva y a la fructificación. Ese es el motivo por el que las ramas horizontales e inclinadas producen más fruto que las verticales.

Con la poda se puede aumentar el vigor de la rama podada, y para conseguirlo:

-         Las ramas poco vigorosas se podan cortas para que adquieran vigor.

-         Las ramas vigorosas se podan largas  para estimular la producción de fruto.

La poda, en este caso, tiene por objeto aumentar y controlar mejor la producción de fruto. Por la selección y el dominio en el desarrollo de sus ramas se asegura una mejor floración y el engrosamiento de los frutos, reforzando la alimentación. Así  se consigue una maduración más precoz y más regular y se puede esperar una resistencia mayor del árbol a diversos parásitos por un incremento de su vigor, al tener un suministro más fuerte de savia.

En general una poda moderada conduce a una mejora de la fructificación del árbol.

7.2. Los principios de la cicatrización.

A la hora de cortar queremos que la herida realizada en el árbol cicatrice para evitar futuros focos de pudrición y posibles infecciones, sobre todo de chancro.

Se debe tener en cuenta que el árbol no produce tejidos específicos para proteger las heridas, sino que estas se cierran espontáneamente con la formación de un labio cicatrizante  que se forma por acción directa de la actividad del cambium.

Para favorecer  la cicatrización  se deben conocer los dos principios esenciales  que la rigen:

El cambium de los tejidos que rodean las heridas debe estar vivo para desarrollarse.

 Un corte con los bordes limpios se recubrirá más fácilmente que uno con los bordes deshilachados,  con el cambium en mal estado o parcialmente destruido.

Cuanto más pequeña es la dimensión de la herida, más rápido es el recubrimiento y más limitados son los riesgos de infección.

El objetivo del corte ha de ser doble:

Favorecer una cicatrización rápida y total.

Evitar al máximo la infección, la pudrición interna de los tejidos del árbol.

Esta  acción puede ser incrementada utilizando productos que refuercen la cicatrización

A).- Situación del corte.

Para conseguir que la herida cicatrice es imprescindible hacer el corte en el lugar adecuado. Cada rama posee en su axila (unión con otra rama o con el tronco) una arruga sobre la corteza cuya orientación varía con la situación de la rama.

B).- Forma de operar.

Para cortar  una rama, el emplazamiento  ideal del corte debe situarse en el plano que une el exterior inmediato de la arruga de rama de la corteza y la extremidad superior del cuello de la rama.


El plano de corte se encuentra por tanto ligeramente oblicuo con respecto al tronco y su ángulo corresponde aproximadamente al simétrico del ángulo de la arruga de la corteza respecto al tronco. Alrededor de la herida debe formarse un callo circular para que la cicatrización posterior sea completa.

C).- Algunos casos particulares:

C).- Algunos casos particulares:

1. Corte de ramas primarias.

2. Corte de ramas secundarias.

3. Corte de horquillas.



D).- Precauciones particulares.

Corte de ramas de fuerte diámetro. El corte debe realizarse no de una sola vez sino de varias. La distancia entre los planos de corte uno y dos debe ser de 2 a 5 cm. y el primer corte no debe ser muy profundo.



7.3. Herramientas.

Debemos cuidar las herramientas utilizadas en las tareas de poda, ya que de ellas depende en gran medida el resultado de las mismas.

Las herramientas deben estar en buen uso:

Perfectamente limpias.

Afiladas, para hacer los cortes lo más limpios posible y así evitar  desgarros y favorecer al máximo la cicatrización.

Engrasadas aquellas que lo necesiten.

Deben estar afiladas perfectamente. La limpieza de los cortes tiene una gran influencia en la posterior cicatrización.

Los desgarros producidos por las herramientas de trabajo difícilmente cicatrizan si no se arreglan posteriormente.

Cuando se utiliza la motosierra, siempre que se pueda, se perfilarán los cortes con la navaja.    

El rozamiento de la cadena sobre los tejidos produce un recalentamiento de los mismos. Eso, unido al aceite, puede inactivarlos y evitar la formación del labio cicatrizal. Si esos tejidos se quitan estamos favoreciendo la formación del labio cicatrizal.

Debemos desinfectar la herramienta entre cada árbol y al terminar la faena de poda cada día.

Para ello podemos usar una disolución de:

sulfato ferroso al 50%

sulfato de cobre al 50%

lejía comercial al 50%

fungicidas.

En dicha solución introducimos la herramienta o aplicamos mediante un spray y luego secamos con un paño.

Con ello se consigue no transmitir posibles enfermedades de unos árboles a otros a través de las herramientas de poda.


7.4. Época de poda.

Puede practicarse en cualquier época del año, aunque se desaconseja realizarla durante el periodo de reposo vegetativo, porque:

No se realizan procesos de cicatrización.

Las heridas quedan durante más tiempo expuestas.

Pueden producirse procesos de infección más fácilmente.

Se aconseja realizarla durante el periodo vegetativo y especialmente en los siguientes periodos:

Otoño:

Después de la recogida de la castaña y antes de que el árbol pierda la hoja.

Cuando se pretende realizar una poda drástica.

Primavera:

Antes de la salida de la hoja.

Se favorecen los procesos de cicatrización de las heridas.

Se puede observar mejor la estructura del árbol.






7.5. Estructura del arbol.

La estructura del árbol debe permitir, entre otras cosas, el acceso a él con facilidad para realizar los trabajos con más comodidad. Interesa formarlos de manera que tengan un porte más bajo. Para conseguirlo debe hacerse la cruz a una altura aproximada de 1,60 - 1,80 m.

Los portes bajos y abiertos aumentan la superficie de insolación y permiten una mejor aireación, con lo que se facilita el intercambio gaseoso y que los árboles ejerzan menos resistencia al aire. Se producen menos roturas de ramas por la fuerza del viento, que serán potenciales focos de pudrición y de infecciones difíciles de localizar.

Para ello:

Cortar las ramas que crecen rectas hacia arriba.

Cortar las ramas que crecen hacia el interior del árbol.

Cortar las ramas que se cruzan o que crecen en una mala posición.

Así se obtiene una estructura abierta que permite una mayor insolación y facilita la circulación del aire entre las ramas, teniendo en cuenta que de lo contrario la densidad del follaje lo dificulta. Otro aspecto importante a tener en cuenta a la hora de podar es incidir lo menos posible en el volumen total del árbol o hacerlo de forma paulatina .

Esto se consigue cortando las ramas que crecen hacia el interior del árbol, o algunas de las que salen hacia el exterior. Si se cortan muchas de las ramas que crecen hacia afuera se modifica su volumen global.





7.6. Utilización de mástic de protección.

Cualquier corte o herida constituye una puerta abierta a las enfermedades. Por eso es útil la aplicación de productos protectores hasta que se produzca la cicatrización.

Una de las funciones es evitar un desecamiento rápido de los bordes de la herida y la muerte del cambium, responsable de la formación del callo. Usaremos productos desinfectantes y cicatrizantes.

7.7. Desinfección del tronco.

Se puede hacer una desinfección del tronco y de las ramas. Es una labor interesante, sobre todo en plantas jóvenes, para limpiar la corteza y también para prevenir futuros ataques de parásitos (larvas de insectos, esporas, etc.), ya que muchos de ellos se alojan en las oquedades y grietas de la corteza hasta que las condiciones ambientales son favorables para desarrollarse en otras partes de la planta, desencadenando enfermedades. Esta labor será conveniente realizarla durante el periodo de parada vegetativa, es decir, desde noviembre hasta marzo.

Esa desinfección puede realizarse con:

sulfato de cobre diluido al 50%

disolución de lejía al 50%.

Una lechada de cal.

Se prepara la disolución, se aplica con un pulverizador y a continuación se puede hacer un raspado con un cepillo de púas para una mejor limpieza. También puede aplicarse con una brocha. Se recomienda la tala de árboles muertos o en estados avanzados de enfermedad para evitar que sean focos de infección y de contaminación de los demás.

7.6. Utilización de mástic de protección.

Cualquier corte o herida constituye una puerta abierta a las enfermedades. Por eso es útil la aplicación de productos protectores hasta que se produzca la cicatrización.

Una de las funciones es evitar un desecamiento rápido de los bordes de la herida y la muerte del cambium, responsable de la formación del callo. Usaremos productos desinfectantes y cicatrizantes.

7.7. Desinfección del tronco.

Se puede hacer una desinfección del tronco y de las ramas. Es una labor interesante, sobre todo en plantas jóvenes, para limpiar la corteza y también para prevenir futuros ataques de parásitos (larvas de insectos, esporas, etc.), ya que muchos de ellos se alojan en las oquedades y grietas de la corteza hasta que las condiciones ambientales son favorables para desarrollarse en otras partes de la planta, desencadenando enfermedades. Esta labor será conveniente realizarla durante el periodo de parada vegetativa, es decir, desde noviembre hasta marzo.

Esa desinfección puede realizarse con:

sulfato de cobre diluido al 50%

disolución de lejía al 50%.

Una lechada de cal.

Se prepara la disolución, se aplica con un pulverizador y a continuación se puede hacer un raspado con un cepillo de púas para una mejor limpieza. También puede aplicarse con una brocha. Se recomienda la tala de árboles muertos o en estados avanzados de enfermedad para evitar que sean focos de infección y de contaminación de los demás.

7.6. Utilización de mástic de protección.

Cualquier corte o herida constituye una puerta abierta a las enfermedades. Por eso es útil la aplicación de productos protectores hasta que se produzca la cicatrización.

Una de las funciones es evitar un desecamiento rápido de los bordes de la herida y la muerte del cambium, responsable de la formación del callo. Usaremos productos desinfectantes y cicatrizantes.

7.7. Desinfección del tronco.

Se puede hacer una desinfección del tronco y de las ramas. Es una labor interesante, sobre todo en plantas jóvenes, para limpiar la corteza y también para prevenir futuros ataques de parásitos (larvas de insectos, esporas, etc.), ya que muchos de ellos se alojan en las oquedades y grietas de la corteza hasta que las condiciones ambientales son favorables para desarrollarse en otras partes de la planta, desencadenando enfermedades. Esta labor será conveniente realizarla durante el periodo de parada vegetativa, es decir, desde noviembre hasta marzo.

Esa desinfección puede realizarse con:

sulfato de cobre diluido al 50%

disolución de lejía al 50%.

Una lechada de cal.

Se prepara la disolución, se aplica con un pulverizador y a continuación se puede hacer un raspado con un cepillo de púas para una mejor limpieza. También puede aplicarse con una brocha. Se recomienda la tala de árboles muertos o en estados avanzados de enfermedad para evitar que sean focos de infección y de contaminación de los demás.



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